En el 2013,
Enrique Peña presentó un paquete de reformas constitucionales que, en el
discurso, estaban encaminadas al fomento y al fortalecimiento de los procesos
de desarrollo en todo el país. Una de las más controversiales, sin duda, fue la
reforma energética, con la que se pretendía modernizar a los sectores petrolero
y eléctrico, permitiendo que compañías extranjeras exploraran y explotaran
tanto los yacimientos petrolíferos en aguas profundas como la producción y el
suministro de energía eléctrica. Las promesas que justificaban la medida
fueron: baja de precios en las gasolinas y tarifas de luz más baratas, aún no
percibidas entre la población. En cambio, PEMEX ha experimentado ya un recorte
cercano al 20 % de su presupuesto, y una serie de despidos masivos que, en
conjunto, ponen en entredicho el futuro de la empresa petrolera mexicana.
Para debatir
acerca de los exiguos resultados que se han visto hasta el momento, plantear
los posibles escenarios futuros y analizar la verdadera pertinencia de los
cambios, nos acompañan Carla Aceves Ávila especialista en Derecho y medio
ambiente, y Jaime Tamayo, especialista en Movimientos Sociales. Ambos realizan
planteamientos interesantes, comparativos históricos e interpretaciones sobre
la realidad medio-ambiental y social que ya es posible percibir en nuestro país
a costa de industrias mineras que han socavado nuestros recursos naturales. ¿Estamos
frente a un acto que no hace sino hipotecar el futuro de México?
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